diciembre 03, 2009

"Recuerdos de cuando conocí a Salvador Mazza"

O la enfermedad de Chagas - Mazza en Mendoza.
En esta nueva sección, tengo el inmenso agrado de compartir con Uds. la historia de cuando conoció a SALVADOR MAZZA, el reconocido e ilustre Ingeniero Agrónomo y Doctor en Biología Virgilio Roig, quien me ha permitido reproducir parte de su extensa biografía.
Esta conferencia fue publicada en la Revista de la Facultad de Ciencias Médicas de la U.N. Cuyo - Mendoza, y se realizó el 16 de noviembre de 2004, con motivo de la inaguración de la exposición de los cuadros ilustrativos sobre la enfermedad de Chagas, pintados por su padre Fidel Roig, exhibidos en el Hospital Lencinas.

Decía Virgilio
"Apreciados y queridos amigos y jóvenes alumnos:
Salvador Mazza visita por primera vez a Mendoza en octubre de 1935, en ocasión de una de las reuniones de la Sociedad Argentina de Patología Regional, que se hallaba trabajando en el noroeste sobre la enfermedad de Chagas (más adelante enfermedad de Chagas-Mazza) y a la cual concurren los más eminentes y reconocidos galenos mendocinos llevando sus aportes científicos.
En 1940, Mazza, realiza otro de sus viajes a Mendoza, donde ya funcionaba una sección andina de la MISION DE ESTUDIOS DE PATALOGIA REGIONAL, conocida en adelante como la MEPRA, creada en 1938 y donde se encontraban entre otros muchos Germinal Basso, Salomón Miyara, Redento Basso, Humberto Notti, Carlos Padín, Eseverri Gainza, etc. y muchos más eminentes médicos.
Eran los últimos meses de 1940, cuando una mañana atendí el timbre de mi casa y al abrir la puerta cancel, estaba presente el médico de mi familia, Germinal Basso, acompañado de otra persona no conocida para mí.
Yo solo tenía diez años de edad. Germinal Basso preguntó por mi padre y ambas personas pasaron al amplio corredor que había y luego al estudio de arte.
El personaje que venía con Germinal era un hombre de relativamente baja estatura, de edad mediana, que vestía un traje de hilo blanco cruzado, de pelo algo irsuto y levemente blanquecino, con lentes de armazón metálico dorado.
Al sentir su conversación me impactó como un hombre de carácter fuerte y hasta casi áspero y gestos pasionales, pero que prontamente se ganaba la simpatía de quienes logramos conocerlo y llegar aceptarlo como un miembro de la familia.
Siempre criticaba el poder político, pero era afectivo con los jóvenes. Yo entonces con solo diez años me impresionó grandemente su manera de comportarse y quedé prendado de su carácter.
Este fue el Salvador Mazza que conocí.

Durante el transcurso de su visita, lo recuerdo hablando con mi padre con gran erudición de las letras, de las artes y otros temas. Sin embargo siempre aparecía su carácter algo aspero, pasional y franco en todo lo que decía, lo cual me embriagó de admiración.
Como era la costumbre en mi hogar nuestro padre permitía y a veces exigía, la presencia de sus hijos, cuando habían visitas.
Conversaron largamente sobre el arte pictórico y tuve que mostrar en un caballete varias de las obras que no estaban colgadas en las paredes.
Solo recuerdo que Mazza comentó que la fotografía en colores recién llegada al país, era de Kodak o de Agfa, y que los colores que producían eran exagerados y no reales, además de tener que revelar las películas en los Estados Unidos o Alemania, entonces en plena guerra, solo obteniendo diapositivas.
Despues de otras conversaciones mantenidas, Germinal Basso sugirió a mi padre la posibilidad de plasmar a través de la pintura casos de Chagas que habían en Mendoza y que eran internados o tratados en el desaparecido Hospital San Antonio, el cual quedaba a pocas cuadras de mi hogar y el atelier.
Salvador Mazza dijo contundentemente “ésta puede ser la única manera de reproducir los diversos matices de coloraciones de la enfermedad”

En razón de lo que conversaron, Mazza encargó en nombre de la Misión de Estudios de Patologia Regional (MEPRA) la elaboración de un número no determinado de pinturas muy precisas que permitieran dejar asentadas las diversas etapas, especialmente primarias, de la enfermedad.

Este hombre, pasionalmente, recuerdo que dijo algo así: “Don Fidel, si usted no logra plasmar los síntomas de esta enfermedad a través de la plástica y las técnicas que usted domina, no podremos hacer conocer el Chagas a nuestros colegas y discípulos”.

La reunión terminó cerca del medio día y Mazza y Basso se retiraron.

Mi mente de niño quedó impresionada y nunca se borraron de mi memoria aquellos momentos.
Durante principios de 1941, Mazza volvió a Mendoza y visitó a nuestro hogar en compañía de su esposa, la que fuera atendida por mi madre en forma especial. Estuvo muchas horas observando los primeros cuadros hechos por mi padre en enfermos del Hospital San Antonio y que había enviado Germinal y Redento Basso y que a veces teníamos que ir a buscar al viejo Hospital o eran acompañados por personal del mismo.

Mi padre colocaba al enfermo a la luz natural del corredor y en una sola sesión concretaba su cuadro. Yo calculo que se realizaron mas de 25 cuadros de diversos chagásicos en distintas etapas de la enfermedad.
Mi padre entregó a Mazza unos 10 o 12 cuadros terminados.

Posteriormente Germinal Basso se llevó otros 15 o más cuadros, supuestamente todos destinados a concretar un atlas a publicar por la MEPRA.

Esta vez, a fines de 1941, fui acompañando a mi padre a la estación del Ferrocarril Belgrano, en la calle Godoy Cruz de Guaymallén, para despedir a Mazza que iba a seguir con sus viajes por todo el país en su flamante vagón de ferrocarril que llevaba el número E 600 y que era un vagón de pasajeros que exteriormente tenía inscripto el título de MEPRA y un escudo nacional al centro.
Fuimos con el Dr Germinal Basso y allí despedimos al Dr Mazza que seguiría en su periplo en aquel vagón que nos mostró orgullosamente y que entrando por el balcón trasero se llegaba a un consultorio, despues de un tabique, venía un gran laboratorio, lleno de materiales y aparatos y otro tabique permitía pasar a un lugar de descanso con mesa, sillas, cocina, heladera, etc, para llegar al final, que a lo largo de un pasillo central tenía dormitorios a ambos costados y un baño completo todo metálico.
La curiosidad de niño y los comentarios que con ese vagón podía pararse en cualquier lugar del pais, fuera desierto o poblado desde la Patagonia hasta el Norte y aún otros países limítrofes, me animaron a preguntar de donde sacaban el agua que se debía usar en el laboratorio, el baño, etc. Mazza me señaló solo el techo y me dijo que todo el techo del vagón era un gran tanque de agua, que también servía para aislar al vagón de los calores.

Allí estuvieron presentes en la despedida los Dres. Germinal Basso, Redento Basso, Salomón Miyara y otros muchos mas que yo no conocía.
Con mi padre comentó que pensaba parar en Guanacache en Capilla del Rosario y después en Santos Guayama, por la vía Pie de Palo, donde lo llevaría un tren balasto que partía enseguida, ya que mi padre había comentado que en esos lugares había podido ver muchos laguneros durante sus viajes a la zona, con manchas y lesiones como las que había pintado.

Mientras tanto Mazza y Basso habían llegado a un acuerdo con los hermanos Roig hijos. Teníamos que colectar vinchucas y por cada ejemplar vivo que se capturara nos pagarían 10 centavos para ser enviados con urgencia a la MEPRA de Jujuy o entregados a Germinal.
Pero si lograbamos conseguir una vinchuca de color rojo vivo o totalmente blanca recibiríamos un premio mayor, pues creían que estas supuestas vinchucas eran más agresivas y mayores portadores de la enfermedad.
Ni roja ni blanca aparecieron nunca.

En agosto de 1945, volvió Mazza en su vagón E 600 y de las conversaciones familiares nos enteramos que ya llevaban mas de 10 años de intensa labor y vió los cuadros nuevos ya terminados y encargó a G.Basso que los retirara y los enviara a la MEPRA.
Luego de ello nunca mas ví a Salvador Mazza.
Con mis hermanos logramos colectar un gran número de vinchucas obtenidas en la Ciudad, Chacras de Coria, Luján, Tunuyán, Vista Flores, San Rafael y más al sur.
Cada vinchuca debía ir aislada, lo cual nos provocó serios problemas, pero un día se nos ocurrió acudir a la Farmacia Santo Domingo, donde su dueño el Sr Márquez, nos proporcionó la solución dándonos cajitas de cartón donde antes se habían vendido los sellos que se hacían en la Farmacia y que ya no se usaban. Ello permitió enviar los materiales etiquetados y en buenas condiciones. Esta farmacia era una de las más antiguas de la ciudad y aun mantenía en el mostrador un gran frasco con agua y numerosas sanguijuelas, que supongo aún eran usadas .

El material con fecha y lugar de recolección se enviaba a Jujuy o se entregaba al Dr. Germinal Basso, quien tenía su casa y consultorio en calle San Martín esquina callejón Güemes y a quien se entregaron gran número de especímenes, colectados por los hijos del pintor Roig Matóns en sus viajes acompañando al mismo mientras pintaba a los lugares mas recónditos de la provincia.

Años despues en que yo había comenzado a mis primeros trabajos zoológicos sobre los vertebrados de Mendoza, al lado del eminente científico Dr. José M.Cei, obtuve materiales de Triatoma y se los envié al Dr. Jorge Abalos en Córdoba, especialista en triatomideos y que no parecían ser iguales. Efectivamente lo enviado a Abalos resultó que una parte era T. infestans, otros ejemplares de T. platensis y los más pequeños T. patagónica, todos de Mendoza

Todos los cuadros pintados por mi padre, parecen haber desaparecido y sólo han quedado impresos los 16 que publicaron Germinal, Redento Basso y Alberto Bibiloni, en Eudeba en 1978 y que conforman esta serie escaneada, más un ejemplar original que quedó en mi casa.
Con mi hermano Mario, quien vivía en Buenos Aires, realizamos intensas búsquedas en la Capital Federal para ver si podiamos encontrar los mas de 30 originales pintados. Toda búsqueda fue infructuosa.
Ni los Dres Basso ni en la Facultad de Medicina de la UBA, nadie tenía ningún ejemplar de estos cuadros, a pesar que Germinal nos dijo que los publicados habían sido devueltos a la Facultad de Medicina de la UBA.
Por ello realizamos una búsqueda en esa Facultad y nos encontramos que todos los materiales de la MEPRA, incluyendo los que volvieron de Jujuy, habían sido guardados en un depósito.
Viejos ayudantes de la Facultad, nos comentaron que todos los materiales de la MEPRA , habían sido guardados en un viejo depósito, para usar los laboratorios de Mazza y que al cabo de algunos años, atacados por hongos y la humedad, habían sido incinerados y todo el material de vidrio (preparados microscópicos, frascos con materiales histopatológicos y gran cantidad de cuadernos, protocolos, anotaciones etc. fueron destruidos entre 1958 y 1960.
No hemos dejado de intentar conocer el destino, no solo de los cuadros, sino las notas de Mazza y sus ayudantes y recientemente antes de esta charla, las hijas de los hermanos Basso, que siempre fueron y son como de nuestra familia han podido conseguir dato alguno, incluyendo muchos de los materiales que habian acumulado sus padres.

Nuestra suposición es que todo, incluyendo los cuadros, fueron incinerados, como igualmente la enorme cantidad de materiales traidos de Jujuy (más de dos vagones). Más de 30 años de intensa labor y grandes descubrimientos médicos, que hoy se hallan en buena parte publicados en los Anales de la Mepra y otras revistas médicas, es lo único que queda.
Es de destacar que una buena parte de informaciones han sido compiladas en la tesis doctoral del Dr. Jobino Pedro Sierra e Iglesias, en 1992, cuyo director de tesis fue nuestro eminente y querido amigo Dr José Roberto Morales.

Hoy me toca el gran honor de donar estas copias de casos estudiados por el gran sabio Salvador Mazza a éste Hospital y Cátedra Médica, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo y rendir de esa manera el homenaje que merece al cumplirse el 9 de noviembre pasado los 58 años de su desaparición física en lamentables circunstancias, pero quien aunque jóven llegó al ocaso de su vida ejerciendo sobre nosotros la fascinación de su obra realizada con el ejemplo de su tesón, constancia, trabajo, sabiduría y extraordinaria capacidad científica que nos ha legado.

Antes de terminar quiero hacer llegar mi agradecimiento a las autoridades de la Facultad de Ciencias Médicas, cuya Decana, mi estimable amiga, Dra. Norma Magnelli, está a mi lado, a este Hospital y la Cátedra de Infectología, en especial a los Dres. Cherbosky, Morales, Pons, Pena, y tantos otros más que siempre están colaborando con nuestras investigaciones zoonóticas y realizar un recuerdo afectuoso a uno de los que fuera uno de mis maestros y con quien intentamos seguir estudiando durante varios años, la presencia de Esquizotripanosoma cruzi en la fauna silvestre de Mendoza, el Dr JOSE LUIS MINOPRIO.

Mendoza, 16 de noviembre de 2004
Prof.Ing. VIRGILIO ROIG, Dr H.C.

CONFERENCIA DICTADA A LOS MEDICOS Y PERSONAL DEL HOSPITAL LENCINAS AL INAUGURAR LOS CUADROS PINTADOS POR FIDEL ROIG MATONS SOBRE CHAGOMAS EN LA SALA DE CONFERENCIAS DEL HOSPITAL"

Mi reconocimiento entonces a Fidel Roig Matons, a quien no tuve la oportunidad de conocer personalmente, pero sí a su magnífica y prolífica obra y a Virgilio Roig, a quien considero mi amigo, quien siempre está dispuesto a orientar, compartir su experiencia y sabiduría.


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