Carta enviada por el Dr Estol a la Presidente con motivo de Decreto presidencial.
"El 6 de agosto, Sra. Presidente, los Médicos Veterinarios celebramos junto con nuestros hermanos en la Academia, los Ingenieros Agrónomos, nuestro día.
Ud. hace unas semanas, Ud. firmó un Decreto que resalta algunas de nuestras importantes funciones en la sociedad.
GRACIAS SRA. PRESIDENTE!
Pero…
Permítame, respetuosamente, estos comentarios.
Gracias por dar una alegría a los que son como yo, médicos veterinarios, sanitaristas y defensores del bienestar y calidad de vida de animales humanos y no humanos, dándole a la “Tenencia responsable y la salud de los perros y gatos” el carácter de “Política de Estado”.
Por reconocer el valor de las acciones de la medicina veterinaria en esto desde la casa presidencial, enfatizando el rol de la familia en la tenencia de sus compañeros haciendo a “sus” compañeros perros testigos privilegiados en nombre de todos los demás.
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Pero permítame decirle en que estuvo mal asesorada al creer una difundida leyenda urbana: que la UNESCO y la ONU patrocinaron la Declaración Universal de los Derechos Animales. Eso nunca ocurrió.
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No le recomendaron apoyar una excelente propuesta -ya que a Ud. “los animales le importan”- como la “Declaración Universal del Bienestar Animal” que muchos países están apoyando.
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Se equivocan los que piensan que un programa de castrar y soltar perros es exitoso, porque un animal castrado no se reproduce, pero ataca, lastima y mata.
Quienes siguieron esta propuesta en Tierra del Fuego pusieron toda la ganadería ovina de la isla al borde de la extinción, como la población de guanacos, al ser atacados y muertas sus crías por jaurías de perros asilvestrados que tuvieron que ser declarados plaga para su combate y proteger así a otros animales, pobladores e industria.
Al proteger la vida de los perros condenaron a muerte dolorosa a miles de corderos y guanacos.
Peligró la producción de carne y lana, el progreso genético obtenido durante años y la salud y calidad de vida de animales y personas.
Le presentaron la eutanasia animal como una aberración, cuando en manos de los médicos veterinarios es una necesaria herramienta legal y ética para poner fin al sufrimiento de un animal.
Y recalco, de sólo un animal.
Porque si debo matar a más de uno, y ese animal está sano, no es una eutanasia sino una “muerte humanitaria”. Y es ética y legal.
Es lo mismo si mato a un animal –sano-para permitir que sus músculos se transformen en la carne que acompaña nuestra dieta, el cuero de nuestros zapatos, carteras o cinturones. No hay diferencias en matar un perro que nadie adopta, desea ni cuida para evitar riesgos ciertos a la sociedad, con matar un animal para alimentarme. Ambas son muertes, ambos son animales sanos que mecerían vivir, y una decisión de la sociedad legítima de usarlos o rechazarlos termina sus vida.
Matar animales sin dueño se evita solamente sacándolos de la calle y dándolos en adopción o mantenerlos en refugios de por vida con provisión de sus necesidades indispensables a cargo del estado, no dejándolos sueltos.
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Estas recomendaciones -no tenidas en cuenta por sus asesores- las expusimos quienes fuimos convocados a exponer en 1era. Reunión Latinoamericana de expertos en Tenencia Responsable de Mascotas y Control de Poblaciones, (Brasil, 2003), organizada por la Organización Panamericana para la Salud, Organización Mundial de la Salud y la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA).
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También se recomendó esto en las conclusiones (2007) de la Coalición Internacional para el Manejo de Animales de Compañía formada por la WSPA, Sociedad Humanitaria Internacional, Fondo Internacional para el Bienestar Animal, Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales, la Federación Universal para el Bienestar Animal, la Asociación Mundial de Veterinarios Especialistas en Animales Pequeños y la Alianza para el Control de la Rabia.
Estas importantes reuniones mencionaron que la eutanasia es la última y dolorosa opción que a veces “puede” ser usada, pero no es el eje de campaña alguna, como nunca lo fue en el país.
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Sin un cuidadoso planeamiento y consideración de la información científica disponible, generaremos una nueva casta de “vacas sagradas”: perros y gatos que, castrados, circularán sin control por calles, avenidas y autopistas.
Cuando esos animales muerdan, generen accidentes viales y contagien enfermedades mortales al animal humano y al no humano, de nada valdrá que estén castrados o desparasitados. El daño ya estará hecho y ambos animales, sufrirán, enfermarán y quizás morirán, habiéndose afectado profunda y definitivamente su salud, bienestar y calidad de vida.
Gracias de nuevo Sra. Presidente, por su reconocimiento público de uno de nuestros roles, en el año de celebración de los 250 años de la Medicina Veterinaria en el mundo".
Prof. Dr. Leopoldo R. Estol. Médico Veterinario(UBA ‘69) , Diplomado en Salud Pública (UBA’84), Especialista en Bienestar Animal (CPMV’011), Director, Centro de la Ciencia del Bienestar Animal, Asociación Dirigentes de Empresa, Buenos Aires, Argentina.
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