"Las lagunas y charcas temporales son masas de agua de diferente extensión que se caracterizan por experimentar uno o más periodos de desecación a lo largo del año, en función de las características de los suelos sobre los que se asientan y de las condiciones hidrológicas de las áreas donde se localizan. En estos reservorios de agua se desarrolla una flora y fauna altamente especializada, capaz de proliferar en un medio sometido a constantes fluctuaciones. Estas plantas y animales son los que hacen de las lagunas y charcas temporales unos ecosistemas únicos.
De hecho, en otras regiones han reconocido su importancia, de tal forma que esos estanques temporales son considerados “Tipos de hábitats naturales de interés comunitario cuya conservación requiere la designación de zonas especiales de conservación”.
El ciclo biológico de las lagunas y charcas temporales está indudablemente asociado al régimen hidrológico de la misma.
Con las primeras lluvias de primavera, invertebrados acuáticos, crustáceos y anfibios inician la colonización de la masa de agua, a la vez que lo hacen las plantas propias de estos ecosistemas. Acto seguido se produce la llegada de aves que habían migrado y que utilizan estos medios para descansar y alimentarse. En otoño la fauna y flora propia de estas lagunas despliega sus estrategias para enfrentarse a un nuevo periodo de sequía, de tal forma que quistes, huevos y semillas quedan protegidos en el barro cuando se produce la desecación de las mismas. De este modo, las charcas y lagunas temporales a principios de invierno constituyen auténticos bancos de formas de resistencia, que esperan ser activados por las primeras lluvias primaverales.
En estos medios proliferan un grupo de invertebrados altamente especializados que sólo ahora empieza a ser más conocido: los crustáceos branquiópodos.
Crustáceos Branquiópodos
Los Branquiópodos constituyen un grupo primitivo de crustáceos de origen marino que se vio forzado a colonizar aguas químicamente más inestables a lo largo de todo el mundo (salvo los polos), normalmente aguas dulces y salobres. La característica que diferencia a los branquiópodos de otros grupos de crustáceos es la presencia de un sistema de filtración postcefálico único.
El nombre de este taxón viene a significar “branquias en las patas” y hace referencia al hecho de que presentan unos apéndices poco diferenciados (prueba inequívoca de su primitivismo), ya que son aplanados, birrámeos, inarticulados y dotados de setas. Estos apéndices están poco especializados y son empleados para la respiración, la alimentación y el desplazamiento
El interés cada vez mayor que despiertan los branquiópodos se debe, en gran medida, a su idoneidad para estudios sobre biología evolutiva, en especial para análisis de los factores que determinan los procesos de envejecimiento de las especies animales. Los ciclos vitales de los branquiópodos están fuertemente influenciados por las condiciones abióticas que inciden sobre las lagunas en las que se desarrollan. Además de las propiedades fisicoquímicas de las aguas (pH, temperatura, conductividad etc.), se ha comprobado que la duración de la propia masa de agua es el factor que mayor repercusión tiene en la biología de estos crustáceos, de tal modo que las poblaciones que viven en lagunas con menor duración poseen una longevidad menor que aquellas poblaciones que viven en lagunas con mayor duración de la masa de agua. Este hecho se traduce en que las poblaciones sometidas a un mayor estrés ambiental (la duración de la charca) pueden desarrollar estrategias que les permitan adaptarse a un factor tan inestable como es la duración de la masa de agua, no solo alcanzar la madurez más tarde, sino poseer mayores tasas de crecimiento o una menor fecundidad. Todas estas características, que están reguladas genéticamente, abren un enorme campo de posibilidades en biología evolutiva, utilizando a los branquiópodos como modelo.
Los Branquiópodos constituyen una clase muy heterogénea y primitiva en el que se reconocen seis órdenes: Notostráceos, Espinicaudados, Anostráceos, Ctenópodos, Anomópodos y Onicópodos.
Los tres primeros constituyen los grandes branquiópodos.
Notostráceos
Los Notostráceos están provistos de un caparazón dorsal que protege la cabeza y la porción anterior del tronco, que es troncocónico y termina en dos largos cercópodos. La morfología externa de estos animales no ha cambiado desde que aparecieron en el Triásico, cuando surgió Triops cancriformis minor, hoy extinto. En la actualidad se considera a Triops cancriformis como el animal cuyo morfotipo es el más antiguo, ya que cuenta con antepasados morfológicamente muy parecidos que datan de hace 220 millones de años (si leyó bien, millones).
Los notostráceos normalmente viven cerca del fondo de las lagunas donde se mueven con su superficie ventral hacia abajo. Sin embargo, cuando el oxígeno cae a niveles muy bajos es frecuente verlos en la superficie con sus apéndices modificados intentando respirar.
Se trata de animales omnívoros que suelen hurgar en el fondo con la parte frontal del sus caparazones en busca de plancton, quironómidos e, incluso, anélidos. No sé cuantos tipos de notostráceos hay en Mendoza, ni estoy seguro si el que muestro en las fotos es realmente Triops longicaudatus. Los grandes branquiópodos se encuentran amenazados en toda Europa. Los factores de amenaza son similares a aquellos que inciden sobre los insectos acuáticos e incluyen la destrucción de charcas y lagunas debido a los usos agrícolas, cambios en las condiciones hidrológicas, al desarrollo urbanístico y otros que inciden de forma particular sobre las áreas donde se localizan estos crustáceos, como la presencia de determinadas especies introducidas.
Tradicionalmente los invertebrados han atraído poco la atención en lo que respecta a su conservación, a diferencia de lo que ha ocurrido con los vertebrados, a pesar de que aquellos puedan desempeñar papeles ecológicos más importantes y de que puedan ser más eficaces como bioindicadores. La reciente discusión establecida en torno a la crisis de la biodiversidad y la presión pública para la protección de especies amenazadas favorece el establecimiento de medidas de conservación efectivas. Sin embargo, las autoridades con competencia en conservación demandan, cada vez con más frecuencia, datos cuantitativos como base de los Libros Rojos y para la toma de decisiones legales, sin tener en cuenta otros aspectos.
Los Branquiópodos constituyen un grupo primitivo de crustáceos de origen marino que se vio forzado a colonizar aguas químicamente más inestables a lo largo de todo el mundo (salvo los polos), normalmente aguas dulces y salobres. La característica que diferencia a los branquiópodos de otros grupos de crustáceos es la presencia de un sistema de filtración postcefálico único.
El nombre de este taxón viene a significar “branquias en las patas” y hace referencia al hecho de que presentan unos apéndices poco diferenciados (prueba inequívoca de su primitivismo), ya que son aplanados, birrámeos, inarticulados y dotados de setas. Estos apéndices están poco especializados y son empleados para la respiración, la alimentación y el desplazamiento
El interés cada vez mayor que despiertan los branquiópodos se debe, en gran medida, a su idoneidad para estudios sobre biología evolutiva, en especial para análisis de los factores que determinan los procesos de envejecimiento de las especies animales. Los ciclos vitales de los branquiópodos están fuertemente influenciados por las condiciones abióticas que inciden sobre las lagunas en las que se desarrollan. Además de las propiedades fisicoquímicas de las aguas (pH, temperatura, conductividad etc.), se ha comprobado que la duración de la propia masa de agua es el factor que mayor repercusión tiene en la biología de estos crustáceos, de tal modo que las poblaciones que viven en lagunas con menor duración poseen una longevidad menor que aquellas poblaciones que viven en lagunas con mayor duración de la masa de agua. Este hecho se traduce en que las poblaciones sometidas a un mayor estrés ambiental (la duración de la charca) pueden desarrollar estrategias que les permitan adaptarse a un factor tan inestable como es la duración de la masa de agua, no solo alcanzar la madurez más tarde, sino poseer mayores tasas de crecimiento o una menor fecundidad. Todas estas características, que están reguladas genéticamente, abren un enorme campo de posibilidades en biología evolutiva, utilizando a los branquiópodos como modelo.
Los Branquiópodos constituyen una clase muy heterogénea y primitiva en el que se reconocen seis órdenes: Notostráceos, Espinicaudados, Anostráceos, Ctenópodos, Anomópodos y Onicópodos.
Los tres primeros constituyen los grandes branquiópodos.
Notostráceos
Los Notostráceos están provistos de un caparazón dorsal que protege la cabeza y la porción anterior del tronco, que es troncocónico y termina en dos largos cercópodos. La morfología externa de estos animales no ha cambiado desde que aparecieron en el Triásico, cuando surgió Triops cancriformis minor, hoy extinto. En la actualidad se considera a Triops cancriformis como el animal cuyo morfotipo es el más antiguo, ya que cuenta con antepasados morfológicamente muy parecidos que datan de hace 220 millones de años (si leyó bien, millones).
Los notostráceos normalmente viven cerca del fondo de las lagunas donde se mueven con su superficie ventral hacia abajo. Sin embargo, cuando el oxígeno cae a niveles muy bajos es frecuente verlos en la superficie con sus apéndices modificados intentando respirar.
Se trata de animales omnívoros que suelen hurgar en el fondo con la parte frontal del sus caparazones en busca de plancton, quironómidos e, incluso, anélidos. No sé cuantos tipos de notostráceos hay en Mendoza, ni estoy seguro si el que muestro en las fotos es realmente Triops longicaudatus. Los grandes branquiópodos se encuentran amenazados en toda Europa. Los factores de amenaza son similares a aquellos que inciden sobre los insectos acuáticos e incluyen la destrucción de charcas y lagunas debido a los usos agrícolas, cambios en las condiciones hidrológicas, al desarrollo urbanístico y otros que inciden de forma particular sobre las áreas donde se localizan estos crustáceos, como la presencia de determinadas especies introducidas.
Tradicionalmente los invertebrados han atraído poco la atención en lo que respecta a su conservación, a diferencia de lo que ha ocurrido con los vertebrados, a pesar de que aquellos puedan desempeñar papeles ecológicos más importantes y de que puedan ser más eficaces como bioindicadores. La reciente discusión establecida en torno a la crisis de la biodiversidad y la presión pública para la protección de especies amenazadas favorece el establecimiento de medidas de conservación efectivas. Sin embargo, las autoridades con competencia en conservación demandan, cada vez con más frecuencia, datos cuantitativos como base de los Libros Rojos y para la toma de decisiones legales, sin tener en cuenta otros aspectos.
Al parecer existiría un gran desconocimiento sobre los grandes branquiópodos, que puede ser debido a la poca durabilidad de las masas de agua en las que proliferan estos crustáceos, y a que se trata de sistemas imprevisibles en lo que respecta a la duración de la masa de agua y al propio ciclo hidrológico de las áreas sobre las que se asientan las lagunas temporales.
Este escaso conocimiento que se tendría sobre estos crustáceos, se traduce en el hecho de que no exista una estrategia conservacionista hacia los mismos a nivel nacional. Sabemos que aparecen en unos medios (las lagunas temporales ubicadas en forma mediterránea) muy particulares y que, por tanto, pueden ser utilizados como bioindicadores de calidad de las aguas. Además, poseen un gran potencial desde el punto de vista científico. Por ello sería conveniente relanzar, a nivel nacional, la investigación sobre estos interesantes artrópodos, a la vez que otorgarles, alguna categoría de protección que garantice su conservación y evite la desaparición de poblaciones, algo que por desgracia ha ocurrido con anterioridad".
Adaptación efectuada por Manuel Godoy, a la realidad de noreste mendocino, en base al trabajo español del 2005 de J. L. Pérez-Bote, A. Muñoz, E. Méndez, R. Roso, A. B. Martín, A. J. Romero, M. T. López
Título: Grandes branquiópodos: importancia ecológica y conservación.
1 comentario:
Buenas tardes, ayer 24/03/2011 fui para la zona del dique papagallos en Mendoza, y en una laguna que se formo pruducto de las lluvias que hemos tenido , me encontre con estos crustaceos, me llamaron mucha la atencion y la verdad que son maravillosos, saludos.
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